Canonical presentó ayer su primera tableta: la Aquaris M10, un equipo que, en rigor, fue diseñado por bq, el histórico socio español de la compañía (que también hizo el primer smartphone con Ubuntu). La tableta, de hardware modesto (una pantalla de 10 pulgadas y resolución Full HD, 2 GB de RAM y un chip MediaTek de cuatro núcleos a 1,5 GHz) es una excusa.
La verdadera razón detrás del anuncio está en mostrar, una vez más, el concepto en el que Canonical viene trabajando hace tiempo: un dispositivo que modifique su propuesta visual (y su funcionalidad) dependiendo de la pantalla y los periféricos a los que está conectado.
La apuesta de máxima es un teléfono, con una interfaz adecuada a su tamaño, que al conectarse a un teclado, un mouse y un monitor se transforme en una PC (cambiando, en el proceso, su experiencia de usuario). Es la misma propuesta que hace Microsoft con Continuum , y con la que jugó Motorola en su momento (aunque con una versión mucho más limitada).
Aquí, la tableta muestra primero la interfaz para móviles; cuando se usa con los periféricos, esas aplicaciones se transforman en ventanas, y se privilegia el uso del ratón y el teclado para la interacción. La propuesta oficial es que será posible correr todas las aplicaciones que ya están disponibles para esta distribución sin más, y que los desarrolladores podrán sumar vistas especiales para aprovechar la particular interfaz de usuario que se activa en el modo "móvil". Esto, en teoría, simplifica las tareas de mantenimiento en una empresa y amplía el software disponible inicialmente (la mayor barrera hoy para cualquier sistema operativo que quiera competir con los incumbentes).
La tableta saldrá a la venta en el segundo trimestre del año, cuando esté disponible la versión final de Ubuntu 16.04, que implementa la mayoría de las ideas sobre las que la compañía viene trabajando desde 2013. Será entonces cuando se pueda evaluar si el concepto (interesante en los papeles) tiene algún sentido en la práctica; está claro, en cualquier caso, que no está pensado hoy para un público masivo.
El atractivo de las 2 en 1
El anuncio es interesante, además, porque llega unos días después de que IDC publique los números de ventas mundiales de tabletas en el último trimestre: según esta consultora, cae la venta de tabletas tradicionales (206,8 millones de tabletas en 2015, un 10,1% menos que en 2014), pero crece el de las 2 en 1 (las que vienen con teclado desmontable), un segmento en el que Apple superó en ventas a Microsoft y que, en ambos casos, registró un crecimiento. La razón: los usuarios consideran a este formato convertible como un reemplazo de la PC tradicional (en el caso de las tabletas con Windows lo siguen siendo, lógicamente).
Por este formato convertible Microsoft apostó primero con Windows 8 y luego con el 10 (con una interfaz de usuario que combina un modo de interacción con pantallas táctiles y otro con teclado y ratón). También varios fabricantes probaron este formato, ofreciendo teclados opcionales para sus tabletas (Asus con su línea Transformer estuvo entre las primeras y más sofisticadas). En 2015 se sumaron Google (con la Pixel C) y Apple con el iPad Pro, aunque estas dos últimas compañías mantienen, para esas tabletas con teclado, el concepto de una única interfaz (la orientada a pantallas táctiles) aún si el equipo se usa como una notebook.
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